En el último día de la creación, Dios dijo,
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y de esta
manera, cerrando con broche de oro, terminó su trabajo, dándole un toque
personal, único y maravilloso. Recordemos que Dios formó al hombre del polvo y
le dio vida de Su mismo aliento, por lo tanto el hombre es el único, entre toda
la creación de Dios, que tiene una parte material que es el cuerpo y una
inmaterial que es el alma y espíritu.
Tener la “imagen” o “semejanza” de Dios significa que fuimos
hechos para parecernos a Dios, lo que significa que cada día, debemos ser
mejores personas, mejores seres humanos para ser dignos de esa imagen, con la
que tanto amor nos creó.
Basada en la misma palabra de Dios, puedo
decir que en cada rostro, en cada gesto de una persona, está Dios, pero
observando fijamente, sin que la raza, condición, cultura y otras cosas
inventadas por los hombres, nos desvíen la atención. Si esto ocurre habremos perdido esos ojos de
humildad y espiritualidad con que debemos ver a las personas.
El rostro de Dios lo veo todos los días, en
mi mamá, que me levanta en las mañanas con una sonrisa y dándome ánimos que
este día será mejor, en mi papá preparándome un sánduche, o simplemente ver a
mi hermana dormir.
La veo también en Mateo el ahijado de mi hermana,que me alegra cada día con sus locuras y en los días que me siento triste veo el rostro de Dios en él.
Socialmente, el hombre fue creado para
tener compañerismo. Esto refleja la Trinidad de Dios y Su inifinito amor. Cada
vez que alguien se casa, hace un amigo, abraza a un niño, reflejando
espontaneidad, en su abrazo sin reserva y en su sonrisa que es inmensamente
única, o asiste a una iglesia, está demostrando el hecho de que fuimos hechos a
la semejanza de Dios
Mi familia es donde más veo el rostro de
Dios porque ellos son los que me han ayudado a lo largo de mi vida y sé que
nunca me abandonarán son el mayor regalo que Dios me pudo haber dado. Admiro
como cada día se esfuerzan por darme lo mejor y se los agradezco mucho aunque
muchas veces no me comporte de una manera adecuada pero ellos son mis ángeles.
Cuando era pequeña veía el rostro de Dios en mi niñera ella llegó en el momento en el cual
más lo necesitaba me ayudo mucho, la admiro mucho porque era una persona muy
humilde que sacaba adelante a sus hijos ella sola.
Mentalmente, el hombre
fue creado como un ser racional con voluntad propia – en otras palabras, el
hombre puede razonar y elegir. Este es el reflejo de la inteligencia y la
libertad de Dios. En cualquier momento alguien inventa una máquina, escribe un
libro, pinta un paisaje, disfruta una sinfonía, calcula una suma, o juega con
una mascota, él o ella están proclamando el hecho de que fueron hechos a la
imagen de Dios.
Por eso, no hay que desanimarse cuando algo va mal, o algo no
resulta como lo esperábamos. Recordemos
que podemos descubrir algo del "rostro" de Dios al ver a cada
hombre sufriendo o padeciendo, pues desde que Cristo vino al mundo, todo gesto
de amor que hagamos a uno de nosotros, es como si se lo estuviésemos haciendo a
Dios.
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